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9,98 €Los signos en rotación fue una suerte de manifiesto y en él encontramos las claves de la poética de Octavio Paz, vinculada a los albores de la poesÃa moderna, aquella que nace con el romanticismo alemán, francés, y en otro sentido, inglés. Paz vio en la poesÃa romántica una exaltación de lo moderno, cuyo signo es la ruptura: un cambio que se perpetúa a sà mismo, un acto de creación y de crÃtica que siempre se está fundando, una tensión entre los términos cuya capacidad creativa ha recorrido dos siglos.«Poeta ante todo, es decir, cazador de ser, Paz posee esa rara cualidad que sólo se encuentra en un Valéry o en un T. S. Eliot: el poder de hacer coexistir paralelamente y sin choques el canto poético y la reflexión analÃtica.» Julio CortázarEl ensayo «Los signos en rotación» fue publicado por Sur (Buenos Aires), en 1965, y añadido como colofón a la edición de El arco y la lira de 1967. Fue escrito expresamente para responder a algunos aspectos de ese libro que, en el desarrollo de su obra, inicia una honda meditación sobre el sentido de la poesÃa que habrÃa de tener continuidad en Los hijos del limo (1972), «La nueva analogÃa» (1967) y La otra voz (1990). Paz aceptó los desafÃos nacidos en la modernidad y trató de poblar ese espacio. Este es el elemento central de este manifiesto. El poeta mexicano quiso hallar el punto en el que las contradicciones se anulan y se generan, un punto de convergencia. Ya no se trata de romper sino de encontrar el diálogo. La poesÃa no inventa sino descubre, asà logra ser no algo definitivo sino una «momentánea reconciliación»: el presente resuelto en presencia: imagen. «En 1964 escribà medio centenar de páginas que llamé Los signos en rotación. El editor anunció el folleto como un "manifiesto poético". No sé si realmente lo haya sido, Sé, en cambio, que fue una tentativa por esclarecer la manifestación de la poesÃa en nuestro siglo, su aparición como un signo errante en un tiempo también errante: este tiempo que acaba y ese tiempo, aún sin nombre, que ahora comienza. Vi a la poesÃa como una configuración de signos. Y la figura que trazaba era la de la dispersión. Poema: ideograma de un mundo que busca su sentido, su orientación, no en un punto fijo sino en la rotación de los puntos y en la movilidad de los signos.» Octavio Paz