Peregrino en malta

Hace algunos años, en el diario barcelonés La Vanguardia, el novelista  y crítico literario Sebastián Juan Arbó decía que la novela de Víctor  Alperi El rostro del escándalo, figuraba entre las cinco novelas españolas que se podían comparar con lo mejor que se editaba en Hispanoamérica; las otras obras que nombraba Arbó eran El camino de Miguel Delibes, La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, Los bravos de Jesús Fernández Santos y Gloria en subasta de Alejandro Núñez Alonso, añadiendo algunos de los cuentos de Ana María Matute. Tan importantes como El rostro del escándalo son las novelas del mismo  autor La batalla de aquel general o Dorado palacio de Lisboa, sin olvidar los libros de viajes Ruta de oro, caminos de plata (premio de periodismo literario Ruta de la Plata), Sagrada Galicia o Mieres, sinfonía de los valles, publicados por KRK. "Víctor Alperi, viajero". Lo importante para este autor es captar la contemplación del paisaje el alma del país. Alperi insiste en que el viaje es algo abierto, de forma que el viajero puede descubrir el lugar visitado por otros con una perspectiva diferente y original. De hecho, tal y como ha señalado Jorge Monteleone, "la materia misma del libro de viaje es literatura". Pero, además, en este y en cualquier relato de viaje es fundamental la imaginación del escritor que transforma el paisaje, los pueblos y ciudades que recorre. Por eso en literatura toda repetición produce algo nuevo, de manera que siempre se produce un incremento de significado. El protagonismo de la literatura tiene que ver además con su noción de viaje como un "cuento" que nace de la experiencia y los recuerdos. No en vano el recorrido del viajero se convierte en una narrativa hasta el extremo de que no existe viaje sin relato. Para que el viaje exista es necesario que antes haya sido narrado, escrito y, en última instancia,  leído. María Sáiz. University of Colorado at Boulder