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18,53 €Fue en la interacción entre historia y mito donde, en el tránsito del siglo XVIII al XIX, fueron cuajando algunos de los rasgos más característicos de los ideales de representación política que han estado presentes en el debate político en los momentos decisivos de la historia de la España contemporánea. El Medievo, por su utilidad argumentativa, tal como se puso de manifiesto en la experiencia ilustrada, bien expresado como historia, como memoria o como ensoñación, fue objeto de intenso aprovechamiento en el marco de los debates intelectuales y políticos sobre los que se gestó la España de los siglos XIX y XX, siendo aplicado con una vitalidad reivindicativa que hizo de su evocación una referencia intelectual inexcusable, generación tras generación. Desde el decidido impulso de la historia erudita a mediados del siglo XVIII, pasando por las discusiones sobre el concepto de nación española o de constitución histórica, hasta llegar al proceso constituyente gaditano y la consiguiente restauración del absolutismo, se ofrecen en este libro algunas de las claves que permiten valorar el papel ejercido por la evocación histórica o mítica del Medievo en el proceso de construcción de las señas de identidad de las distintas opciones políticas e ideológicas sobre las que se asentó el origen de la España contemporánea.A finales del siglo XVIII y principios del XIX los historiadores redescubrieron la historia institucional del Medievo. Esta se les aparecía como un pasado idealizado en el que las regiones poseían libertades y organismos de representación institucionales (Cortes, etc.) frente a la realidad autoritaria en la que vivían (con la dinastía borbónica) y habían vivido (con los austrias). Así, el libro analiza cómo se retomó el Medievo como espejo de libertades o, por el contrario, como ejemplo de autoridades (en defensa de la monarquía a la que otros historiadores atacaban).