Descompte:
-5%Abans:
Després:
19,17 €Â«Pasada la tormenta romántica, el desordenado, el incontenible aguacero de imágenes, de adjetivos, de ant¡tesis opulentas, de hipérbatons modosos, de sinónimos matizados, todos hemos vuelto a convenir en que la condición por excelencia de un bello estilo debe ser la sobriedad. Entendámoslo bien, la sobriedad; en modo alguno la pobreza. Decir lo que decir hemos sin hojarasca de palabras inútiles; que nuestra frase, mejor que abundante y opima, sea n¡tida, lisa, bru?ida; que exprese lo que se propone sin todos esos empavesados multicolores que fatigan la vista y ultrajan el ideal de elegante simplicidad que todos nos afanamos por alcanzar. La palabra dice y quiere decir. El autor dice con ella esto o aquello, pero no logrará apoderarse del ritmo ¡ntimo de las cosas sino cuando quiere decir esto o aquello, cuando intenta expresar lo que no se expresa de por s¡, cogiendo simplemente las palabras necesarias, sino lo que sólo acierta a expresarse después de mirar muchas palabras al trasluz, a fin de ir descubriendo su significación escondida».