ESTAMPAS URBANAS

Jaime Rosal del Castillo posee ya la suficiente obra publicada como para ser considerado como uno de los escritores más relevantes del postfranquismo. Aunque sus estudios se dirigieron hacia el campo de la  Economía, su verdadera vocación se ha visto proyectada hacia el campo  de la Literatura. En este terreno han sido constantes sus intervenciones como traductor, crítico y director de una de las más prestigiosas colecciones contra- culturales de nuestro país. Sin embargo es en su cualidad de narrador donde ha sabido plasmar con acierto su quehacer literario. Amén de más de una cincuentena de relatos aparecidos en diversas publicaciones, posteriormente traducidos al francés y al sueco, su obra literaria en solitario abarca ya tres volúmenes. Un conjunto de relatos "La(s) falsa(s) ceremonia(s)" (Producciones Editoriales, 1977), una novela "Sisabana" (Laertes, 1979) de la que la crítica especializada opinaría que: "desmonta el ocio por antonomasia del raciocinio ético y estético pequeñoburgués europeo, esto es, desmonta la falsa exclusión Realidad/Literatura. Por si fuera poco entre nosotros, en toda nuestra  historia cultural desde el xvm hasta hoy Sisabana, es uno de los escasos, cruciales ejemplos de discurso, de escritura de la experiencia", y otro volumen de narrativa "Boleros" (Laertes, 1980).
 
 Concibiendo el relato no como una fragua donde ejercitarse para la novela, sino como un ente singular equiparable a esta última, Jaime Rosal recupera la tradición de "el cuento por el cuento", utilizando con notable acierto una prosa coloquial mediante la que, de forma introspectiva, se sirve de imágenes reales que llegan al lector de la forma más directa. En este sentido Estampas urbanas -volumen que hoy presentamos- es un conjunto de equilibrados relatos que a modo de sucinto catálogo de situaciones, muestrea los diferentes estratos de nuestra sociedad volviendo hacia atrás para recuperar un reciente pasado de oropeles y buenas intenciones, o recreándose en un presente plagado de un recalcitrante conformismo y de una descarnada intolerancia.