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17,35 €La nueva casa se le hac¡a peque?a. Al fin y al cabo, solo dispon¡a de una habitación. Una cama niquelada y su mesilla, un peque?o trinchante a modo de tocador, con cajones y el tradicional espejo, una descalzadora y poco más. A los pies de la cama, junto a la ventana, una mesa camilla, que do?a Elvira aceptó cambiar por la máquina de coser, imprescindible para Beatriz. A la cabecera no pod¡a faltar el crucifijo, cuando aún lo sagrado y el d¡a a d¡a se confund¡an en uno. Era su espacio ¡ntimo y de reposo, como su capilla personal, al terminar cada d¡a la jornada.