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5,93 €"La comunión de los santos nos une con Cristo, del cual, como Fuente y Cabeza, dimana toda la gracia y toda la vida del mismo Pueblo de Dios". (I>Lumen Gentium, 50).De este modo, el Vaticano II reasume una larga tradición de los padres de la Iglesia, que ve¡an en la realidad de la Communio sanctorum no una verdad particular y aislada, sino un principio sintético capaz de sostener y estimular el conjunto de la experiencia cristiana.En ella ve¡an confluir la presencia de todo lo santo -el designio salv¡fico del Padre, su realización por Cristo, el Señor, y su continua dinamización por el Esp¡ritu-, y al mismo tiempo la concreción de estos dones divinos en la comunidad eclesial que los recibe en el gozo y la alabanza, ante todo para dejarse configurar por ellos, pero también para ofrecer a toda la humanidad un seno fecundo en el que puedan hacerse realidad los perpetuos deseos del ser humano - por tantos motivos, de tantos modos y tantas veces frustrados- de llegar a ser él mismo y de participar con los demás en una verdadera comunión de vida.La fe en la comunión de los santos y la práctica que origina llevan estos anhelos de solidaridad hasta unas metas que el hombre, por s¡ solo, jamás habr¡a podido imaginar, porque tales anhelos quedan asentados en una promesa, en un cumplimiento ya realizado (aunque aún no plenamente consumado) y en un destino ratificado por el Amor fiel, de cuyas manos no pueden ser arrebatados.